Sunday, December 11, 2011

1. La mera verdad subo todos los borradores de cuento que hago, no los corrijo, porque pues, la mera verdad, me da flojera y ansiedad. (sé que los lectores no lo merecen y merecen un esfuerzo de mi parte, así que lo intentaré :D)
2. La corrección es un acto de paciencia para mí. Yo no tengo paciencia.
3. He comenzado a hacer el proyecto de mi nueva novela y ya tengo el primer capítulo o el último, la mera verdad, no importa tanto el orden de éste por ahora.
4. El libro de la beca ya lo terminé en borrador y pues en vacas lo terminaré ya bien chidito para ver qué pasa con él. ¡Yeah!
5. Bendito Dios y bendito Universo.
6. La palabra es música, la música es vibración.
7. Empiezo también la investigación del proyecto Enjambre, me encanta ese proyecto, me hace sentir como cuando era niña y me encerraba en el clóset a leer toda la narrativa prohibida por mi madre. :D La pobre no entendía mi ansiedad por leer LA DUDA.
8. Me ha dolido chingos la cabeza por estos días, al punto de querer arrancarmela, pero no lo logro, está muy bien pegada al tronco, he tenido una obsesión cabrona por stalkear a Chomsky y a un bato pendejo del pasado.
9. La realidad me parece muy real últimamente, no es algo muy chido, pero es extraño. He recibido llamadas de mucha gente fuera de Monterrey, eso es muy chido, tal vez la época navideña los traiga por estas fronteras, eso es bueno. Yo sigo sin comprarle saldo al celular.
10. Pues ya mero cumplo again años, y pues ya no me cae mal. Me agrada cumplir años, pero me agrada más que aún pueda pasarlos por el arco del triunfo. Ya no temo a envejecer ¡Yeah!
11. Sigo con dolor de cabeza.
12. Una amiga dice que es por falta de sex, yo aún no lo sé...
La canción de Adele
(borrador)
Isadora Montelongo


Adele tiene los últimos días ignorándome con unos audífonos enormes y rosas en las orejas, a pesar que sabe que mañana renunciaré, me iré a estudiar fuera del país y no volveremos a estar detrás de los refrigeradores, mueve la coleta del cabello importándole poco lo que yo sienta por ella. Adele camina por el pasillo de los comestibles a altas horas de la noche, y divertida, deja caer sus dedos largos como si tocara con movimientos veloces las cuerdas vivas de una guitarra tras manosear los productos navideños de la tienda de conveniencia. Evita mirarme con sus ojos echados y negros como dos gatos sobre la barda del OXXO. Adele tiene un enorme refrigerador en el pecho izquierdo como los que hay al final del pasillo. Adele congeló todas mis promesas de amor. Un cliente entra, compra unos lentes de plástico con el armazón en forma de 2011, ella lo mira, sonríe, y sigue andando despreocupada entre los comestibles. Atiendo al chico y después de retirarse, le grito a Adele que es tiempo de cerrar la tienda y cambiar las cintas de las cámaras de vigilancia. Es fin de año y la gente suele amotinarse en el último minuto por algunas cervezas y cigarrillos. Ella me ignora, baila y mueve la boca rosa con un gran escándalo que sale desde el fuego de su garganta. Adele intenta moverse como el Santa Claus eléctrico que adorna uno de los pasillos. Todo el turno ha cantando creyéndose que dentro de su garganta se forman increíbles melodías de blues y pop.

Entra un cliente tras otro, me ocupo hasta agotarme como en el último día del año, y ella ni siquiera trata de ayudarme.

Adele ha olvidado las caricias y mimos que me obsequió tras los refrigeradores, Adele se ha vuelto como una coca cola helada que dentro guarda todo el dulce.

Cierro la puerta del OXXO y dejo abierta la ventanilla para el turno de las 24 horas. La miro moverse al final del pasillo, tomar una bolsa de frituras y abrirla sin ninguna vergüenza tras echarse luego un trago tras otro de mezcalito.

─Bueno ¿y pues a ti qué te pasa pendeja?, ─me acerco hartado por todas las desconsideraciones de los últimos días y me paro frente a sus negros ojos echados como dos gatos. Cuando ella me mira, el mundo se acaba.

Ella me mira como echando los gatos negros desde lo alto de la barda y bebe sin quitarse los audífonos de las orejas y me canta con el aliento de besos feroces después de toda una noche en la bodega tras los refrigeradores.

─ El rumor es que dicen que las dos mejores cosas que se puede hacer, baby, es coger o correr un día antes del fin del mundo…

Adele me deja con la boca abierta, sabe que aunque me lo diga desnuda al oído después de hacer el amor, yo no creo en el fin del mundo o en extraterrestres, su canto desentonado provoca aún más mi enojo. El enojo se hace frío como un cartón de leche en el refrigerador. Quiero coger con Adele, aunque ella piense que el 2012 será el año en donde se termine el mundo y por ser sólo eso, ella quiera coger conmigo; quiero coger con Adele y esperar a que vuelva a pronunciar “te amo” como la primera vez que me sacudió atrás de los refrigeradores de la tienda. Quiero cogerme a Adele en el último día del año, antes del fin del mundo como ella cree.

─ ¿Quieres coger?, ─le pregunto con una sonrisa larga, los ojos brillantes y eléctricos como los del Santa Claus.

Adele brinca, baila y se echa hacia atrás hasta golpearse la espalda con las puertas de vidrio de los refrigeradores del OXXO, bebe de un solo golpe lo que resta del mezcalito y se hinca en el suelo, tocando sus audífonos rosas con las dos manos. El pasillo ha quedado con una alfombra de frituras.

Adele sigue cantando para mí, como si tuviera un terremoto en la cabeza.

─ El rumor, baby, es que hay gente loca que dice cosas locas…

Adele escucha una canción y la canta como si realmente se fuera acabar la noche y el mundo ya no se hiciera claro nunca más.

─El rumor, baby, es que te puedes esconder y hacerlo con otra a escondidas, muy lejos de aquí, pero el rumor, sabes, como la verdad, siempre lo vas a saber dentro de ti.

Adele se levanta de un solo salto como si fuera la tierra desprendiéndose de la tierra, corre por los pasillos de la tienda de conveniencia y riega los productos a su paso.

─El rumor, baby, es que ya llegamos al fin, el rumor, baby, el rumor, baby, es que no eres el único que ya no verá los ojos del otro.

Persigo a Adele hasta que logro detenerla al final del pasillo. Aele duele entre las manos. Ella me mira y la obligo a quitarse los audífonos grandes y rosas de las orejas. No escucho música de sus audífonos y me doy cuenta que Adele en todo el día no ha escuchado nada. Ella me mira con sus dos ojos negros al asecho tras ser descubierta.

─ ¿Por qué me has estado ignorando todo el día?

Ella es extraña, con sus cabellos negros color coca cola, ella es blanca como un polvorón, ella es como la chica rara que me habla de planetas, vida extraterrestre, el fin del mundo y de las almas gemelas que nunca se separan, ni siquiera al final del mundo, ella es la chica que siempre quise tener por novia.

─¿Por qué ya no me hablas, Adele?

Adele agitada tras correr por los pasillos de la tienda de conveniencia en la que trabajamos, se pone seria.

─Es porque no creo cuando me dices sobre el fin del mundo ¿por eso estás enojada?

─No, ─me dice tras ocultar sus ojos negros como dos gatos que no vuelves a ver en la misma barda de siempre.

─Es porque no leo las revistas que me enseñas sobre cataclismos y Dioses ¿por eso ya no me hablas?

─No, ─dice con su voz que ha dejado de cantar.

─Dime Adele, ¿qué te pasa?

Adele despega sus labios rosas, me pone sus audífonos grandes y rosas, los enciende y recorre la última canción. Yo escucho un aliento largo y que se corta lento y profundo, que vuelve a nacer vibrante tras un motor de refrigerador, Adele dice mi nombre y yo le prometo que jamás la dejaré.

Adele me quita los audífonos y se me queda viendo con sus ojos negros donde no hay un nuevo sol. Y entiendo lo que le hice. Dejé a Adele, antes que ella me dejara.

─El rumor dice, baby, que hiciste que mi corazón se derritiera aún siendo un refrigerador que se encuentra en mi pecho izquierdo, rompiendo tu promesa de amor de que nuestro mundo jamás llegaría a su fin. El rumor dice, baby, que rompiste tu promesa y pintaste de negro la última noche en todo mi corazón. El rumor dice, baby, baby, adiós.

Oigo la canción de Adele y creo en el fin del mundo antes de que el año se acabe y vuelva a comenzar en otro país.