Tuesday, October 04, 2011

Puedo dispararte una sola vez
(borrador)
Isadora Montelongo





Puedo dispararte una sola vez, justo en medio de los ojos y mandarte al cielo de un solo balazo. Muñeca, has cambiado. Antes tenías conversación, ideas y amor. Ahora sólo eres unas grandes tetas, un culo operado, bello y una mezcla de carne y silicón. La vida te ha dado viajes, cosas brillantes, bebidas espumosas y una embestida de un buen amante tras otro cada vez mejor. Nena, has cambiado, ya no eres la chica que abraza libros cuando camina con la cara agachada y vuelta en sonrojo por las frases de Freud, ya no eres aquella que se emociona con una buena conversación, chica, ya no sabes ni cómo se fugó el amor de tu corazón.

─ ¿Recuerdas cuando me regalaste una carta de amor?

Dices un redondo NO salado como tus labios desmaquillados. Y yo me alzo, te recito tu carta de amor.

Ronaldo, agárrame como si yo fuera las entrañas de tu cama. Agárrame y no me dejes ir como al sueño recostado en tu almohada. Agárrame con la piel bajo tu espalda, agárrame porque no puedo vivir sin ti.

Me volteas la cara, sé que no quieres mirarme porque ahora te causo repulsión. Chica, ¿no has crecido’, a la gente que una vez se le amó, no se le puede contradecir con el asco. Dices que las cuerdas están muy apretadas, que las muñecas te sangran y el hambre te hace ver tinieblas.

Yo no quiero que me hables de las tinieblas y el hambre. Yo no quiero que me hables de la náusea. Yo te quiero como nunca he querido a nadie.

─ ¿Recuerdas cuando hacíamos el amor?

─No, ─dices con la mirada enojada─.

Te apretabas a mi pecho y querías vivir como un latido. Yo te miraba con tus mejillas sonrojadas, después de hacer el amor, me decías que el día era una extención de la noche. Y yo te creí. Pero ahora ni siquiera eres.

Has cambiado, como cambia la economía de un país mordido y pequeño.

Mujer, ya no eres aquella chica de mirada tierna, de sonrisa justa y de un amor infinito hacia mí.

─ ¿Cómo pudiste sentirte otra, cuando aún yo me sentía el mismo de siempre? ¿cómo pudiste vendernos a los dos?

Sé que no te importa que me ponga frente a ti, sé que no te importa que te tenga amagada en un ecierro, sé que no te importa más que no te deje por mucho tiempo sin el maquillaje costoso que te has comprado. Sé que ya no te importas.

Podría dispararte justo en medio de los ojos, una sola vez, pero no haría ninguna falta. Te quito la soga de las manos y los pies, te doy mi juramento que no apareceré ni aunque me busque la policía por la acusación de tu rapto, porque te juro que te pude haber mandado al cielo de un solo disparo, pero no importa, porque de mí, ya no tendrás nada, ni una sola bala de mi desprecio.

Ya no eres aquella chica de la que me enamoré, ya no eres, ni la mitad de lo que yo fui en tu reflejo.

Sal de aquí, con los labios salados y llenos de nada.

Sal como la chica que ya ni si quiera eres.

Vete, sin cielo y sin desprecio, tan sólo con el recuerdo que pude haberte disparado una sola vez y no lo hice.

Vete, vete y nunca vuelvo. Porque yo ya no soy el chico que tú amaste.
Vete, como la mujer que se abandonó por silicón y dinero.
Vete y nunca vuelvas, porque no te hallarás más que amagada deseando el disparo que te pude haber dado una sola vez.
Vete.