Wednesday, August 01, 2007

Es fácil concebir el amor en una relación erótica, en un cachondeo infinito, hasta el momento es lo que había pensado acerca de mi relación amorosa, que todo ello enfrentaría lo cotidiano. Ahora es distinto, porque el amor, es distinto, es una coincidencia con el mismo tiempo, el propio ser de uno mismo reducido en la otredad de la cual radica nuestro amor. Inexplicablemente un panorama se abre cuando se encuentra uno en la absoluta seriedad, en la absoluta falta de sorpresas que emocionan o atontecen los sentidos. Me encuentro en un cero absoluto. En ese donde sé discernir lo que conviene y lo que no. ¿Será conveniente reducirnos en el otro? ¿Será conveniente decir reducir o más bien, decir, multiplicarse en el otro? Aunque en el erotismo se encuentre lo cotidiano, como lo fraterno a lo religioso y el amor se vuelva ecléctico, incluso hasta perverso.
Mientras tome varias posiciones en las que se conecten al mismo tiempo con mi pareja, por mí que este amor serio, pase dejando su huella de calzón feroz. Zaz, ni modo…