Sunday, April 29, 2007

Para quitarme la tensión de hacer una carta de presentación y restaurar mi curriculum perdido del quemado disco duro que quedó de mi laptop, me pongo siempre a escuchar música. Su No rain, me fue irresistible cuando era pequeña y me sentía esa niña abeja que bailaba tap. Y al verlo a él, que más tarde se dio un tiro en la cabeza, me recuerda cuánto siempre he querido un tatuaje. Tengo tantas ganas de un tatuaje que me rinda muchas ganas, muchas ganas de decir: Nunca voy a Morir, porque no me tatuaría como chico rudo y relleno un tatuaje con el nombre de mamá o la novia que tanto quise, porque no me tatuaría como cualquier músico, un animal o bicho, porque como menos un mentado y bien vivido gigoló alguna que otra letra china o símbolo de legado universal. Yo quiero ese tatuaje que diga en la cintura de mi seno: Nunca voy a morir. Y será mi tatuaje como el dibujo del quinto sol, el águila abierta de alas, el corazón sin ponzoña o la lágrima de Cristo. Será ese que me diga que Nunca voy a Morir.