Sunday, January 21, 2007

No me emociona este veneno. Enderezo la cabeza y sigo pensando que no me emociona este veneno, Mamá siempre ha dicho que soy rara, una hija extraña, como si no fuera su hija. Tal vez nací de la cáscara de un plátano o de la vejiga de una res o del colón de un ruedor. De algún lugar donde me haya alimentado de veneno, de jugo de cráneos y huesos, de puta podredumbre o estiércol, mierda revuelta en el caño, de miles de pollos sangrientos y mal hervidos. Pero sigo siendo yo, el veneno de niña de 25 añuelos, esa tipa bocafloja, arrastrada, temperamental y humanamente dañina. Y no basta con una frase que saqué de la tele “Mamá soy paquito, ya no haré travesuras”, y no basta, no basta, para compensar mi rareza y el hedor a veneno con el que nací, y es que la madre noe s la culpable de parir una bestia.

Dios yo no te pido que me ayudes, pero no me estorbes

Si he caìdo en la simpleza de mirar la bolsa de corn pops inflarse en el micro, si he azotado en la simpleza de reírme del resbalón de un chiquillo por la calle o el perro que juega en la avenida con su jauría habitual, si me he cachado en la simpleza de mirar coquetear al ex frente a mí sin tener ni un impulso de celos, si he raído en la simpleza de sacarme la caspa, mocos en pleno trabajo o quedarme dormida entre llamada o chequeo de papeles, si me he estado convirtiendo en la simpleza, en la tipa simple que acepta esta vida monótona y de sin razón. Y es que llegar a Monterrey desde hace más de un año, me ha dopado, me ha mantenido quieta, sin que se me rompa el corazón, sólo quebrantando libido, mirando el pasado en el mero ano, o escribiendo de un drama laboral de cosa ridícula y esperando volver a ver al coquish, a mr Mark, y seres que aprecio. Y es que en este invierno, imaginé caminar como solía por Bathurst o Dupont, sacándole la vuelta a la lujuria disfrazada de amor del Coquish o esperando a mis alumnos de español, y es que hoy ya me cae el 20 de despedirme de la monotonía, porque vuelvo a partir.