Sunday, October 22, 2006

La literatura me enfrentó a mí misma, me mostró el dolor, el español me mostró esperanzas y el piano me está enseñando algo de alegría. Sacando minuete D de Bach.
Tengo el alma jodida, porque me la jodo o por qué me la jodo. Porque me confundo en la querencia de la otredad, porque yo sí me quiero, me miro las manos, me miro mis venas, mis ojos, mi boca, mis labios, mi cuerpo y me quiero. Porque sé que no hay nadie poniendo su cálida pezuña detrás, en mi espalda izquierda, porque si me miento al esperar amor de la otredad, adelgazo y me empiezo a morir. Hoy domingo he bajado casi 800 gramos, casi un kilo, es sorprendente lo que hace la tristeza. Es sorprendente lo que hacen las esperanzas muertas. Es y seguirá siendo sino me insisto que me quiero.
Me quiero porque soy humana
Me quiero porque soy un individuo
Me quiero porque soy mujer
Me quiero porque quiero a los demás
Me quiero porque pienso
Me quiero porque siento
Me quiero porque me enorgullezco de mí
Me quiero y me quiero,
Porque de bebé algún día me quisieron
Me quiero porque quiero a Dios y a lo divino
Me quiero porque aun me doy consuelo
Me quiero por mexicana, por regiomontana
Me quiero por desear algodones de azúcar
Quitarme la ropa
Sentarme en la tierra
Amar a mi abuela
Y por enfrentar mi propio sufrimiento.
A veces la gente dice que debe pensar en lo que tiene, para sentirse mejor, yo pienso y contabilizo en lo que tengo y encuentro que: no tengo amigos, no tengo amores, no tengo dinero, porque tengo deudas, no tengo salud, no tengo sueños y tengo mucho trabajo que me vuelve una enferma para escapar de la realidad. A veces extraño morir en pequeñas proporciones, morir a plazos para no vivir.