Monday, October 02, 2006

Espectáculo de fuego. Gritar ante una injusticia siempre me hizo sentir una llamarada en destrucción, una bomba que sujeta las piernas en los pasillos de un cine o amaga las manos en un comedor. No permitía intentar actuar otra voluntad. El fuego crecía, cundía por las uñas y los dientes, el fuego que eructaba sonrisas calientes. El fuego no puede sobrevivir sin oxígeno, aquí, me falta oxígeno y le dije a Terko que me voy, que me gustaría que un amigo me espere. Soñé toda la noche con cadillo, soñé cómo me quedaba dormida después del fregazo que me di en su casa, me quedé con mis labios en su espalda y el calor de su cuerpo semidesnudo sudando sebo en el mío. Mi fuego se quedó tranquilo, sin sujetar piernas en los pasillos, sin amagar manos en los comedores, sin el corazón del vikingo que dejé ir hace mucho con mi fuego. Regreso a la tranquilidad de la espalda de un cadillo, de las confesiones a un Terko, de unas uñas que no crecen y los dientes se quedan llenos y ya no quieren comer. El espectáculo se ha quedado guardado hasta la próxima feria, en la que pueda pagar mi boleto con ira de fuego.