Saturday, September 09, 2006

A cagar a su madre. Bajé del Ventana para dirigirme como gato cursiento, apuradísima para llegar al centro, centro que me da infección por estar siempre sucio y con baches. Aproximadamente fueron dos horas y media lo que estuve esperando a esa “monita” quien me ayudaría a corregir unas cuantas obras. No llamo, no fue, no avisó y es de las que se queja que la dejan plantada. Muy sentada en el café que sirven todo con minúsculos pelos, escuché cómo cruje el corazón: a la gente no le importa si comienzo a escribir en serio…
He mandado la obra a mínimo seis personas después que la “monita” (quien me ayudó a hacer una lista criticando a muchos de mis amigos, se dice amiga) Vaya, ni modo, de todas maneras la quiero, aunque desaparezca con tantas excusas que sólo ella sabe. Y la obra, no es obra, porque no pude corregirla, porque no pude reescribirla, porque me ayudaron a saber que tengo tantos decesos y no deseos de ser escritora, escritora que antes que la obra salga, le acurruco el momento del duelo. A cagar a su madre y límpiense con el libro que les mandé, al menos que sirva de algo.