Siempre me sentí ajena a esta ciudad, a su cerro de la silla, a su alameda, macroplaza y al estilo fantoche de los regiomontanos que se apodan "regios" sintiéndose ombliogo grande. Aunque soy una de ellos. Nunca sentí paz, corría hacia Arramberri a limpiar mis pulmones de humo de las fábricas, corrí a Tamaulipas por las depresiones, corrí a Guadalajara, Hidalgo, San Luis... por evadir, por escapar y no volver a llorar deseando la muerte. He regresado de Calgary y anteriormente de Toronto. Toronto, ahí encontré paz. ¿Destino? No lo sé. Pero aquello amigos que pensé jamás volver a ver, regresan en junio, septiembre, como yo. A veces hay capas de mundos que se forman de la nada, a veces hay capas de mundos que nacieron para formarse y siento que estoy en camino y el rechazo del entorno del que un día formé me empuja. gracias a esos amigos regiomontanos por los que no fui bienvenida, fueron la clave de Destino que empieza. "Todo lo negro tiene algo blanco, todo lo banco tiene algo negro" Ying-Yang. Cuando el señor Mark no me dejó sola en un barco de fiebre.
